El trío de oro del comic western
Juan Carlos Polo Blanco
25 octubre, 2018

El western ha sido tradicionalmente uno de los géneros más populares de la cultura literaria y audiovisual. Todo el mundo, al oír la palabra western, automáticamente piensa: indios y vaqueros. Pero el género engloba mucho más que eso.

El pionero, el autor que dio comienzo a este tipo de historias, fue Owen Wister con su novela El virginiano. Los personajes típicos de éstas aventuras son sheriffs, pioneros, bandidos, vaqueros, soldados del ejército, tramperos, indios, buscadores de oro, chicas de Saloon, pistoleros, etc.

El género busca plasmar el ideario del Destino Manifiesto (la doctrina según la cual los Estados Unidos de América están destinados a extenderse desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico), pero su objetivo primario es el puro entretenimiento.

El marco temporal  suele situarse entre el final de la Guerra de Secesión y finales de 1880, y gráficamente se sitúa por lo general en el suroeste de Estados Unidos.

El escritor de novelas pulp y del oeste Frank Gruber estableció siete grandes temas argumentales dentro del western. A saber:

  • Union Pacific story: la construcción del ferrocarril y el telégrafo y la compañía ferroviaria Union Pacific.
  • Ranch story: historias de ganaderos y la lucha entre terratenientes, coacción y amenaza de bandidos, etc.
  • Empire story: creación de un rancho o un negocio petrolífero.
  • Revenge story: la típica búsqueda de venganza del protagonista por algún agravio; asesinato de su familia, robo de su ganado, recomponer la reputación, etc.
  • Calvalry and Indian story: todo lo referente a lo militar o las guerras indias.
  • Otlaw story: historias de antihéroes; bandidos, forajidos, bandoleros, pistoleros…
  • Marshall story: la historia del sheriff que quiere imponer la ley y la justicia.

Ésta clasificación no queda del todo completa, podrían añadirse las historias de pioneros, tramperos o buscadores de oro.

En la literatura, aparte del ya citado Owen Wister,  los más veteranos del lugar recordarán las novelitas de Marcial Lafuente Estefanía, Francisco Gonzalez Ledesma, que escribía como Silver Kane, o José Mallorquí, creador de El Coyote

En la pantalla, desde las grandes obras maestras de John Ford, Howard Hawks o Sam Peckinpah hasta más adelante el spaguetti western de Sergio Leone y el western crepuscular de Clint Eastwood, nos han fascinado con esas grandes hazañas de la caballería contra los indios, la conquista del Oeste o los duelos de pistoleros y los asaltos a bancos y trenes. Y como figura esencial del western más clásico quien no recuerda al mítico John Wayne.

Y llegamos al apartado que más nos interesa, el western en la viñeta.

Si hablamos del Oeste en el cómic, probablemente el mayor éxito y exponente sea Blueberry, de Jean Michel Charlier y Jean Giraud.

Portada del que para la mayoría es el mejor album de Blueberry

Publicada en la mítica revista francesa Pilote a partir de 1963, narraba las aventuras del Teniente de Caballería Mike Steve Donovan, apodado Blueberry. 

El dibujante en un primer momento iba a ser el maestro Jijé, que incluso dibujó la primera portada y se encargó de algunas páginas en el álbum Tormenta en el Oeste, pero finalmente propuso a su alumno más aventajado, Giraud.

En nuestro país, la colección se publicó en las revistas Bravo, Gran Pulgarcito y Mortadelo, pertenecientes a la mítica Bruguera.

Más adelante Grijalbo se haría cargo de la serie y actualmente es Norma la que se encarga de su publicación, tanto en álbumes individuales como tomos recopilatorios, además de un coleccionable a cargo de Planeta DeAgostini.

Blueberry, en boca del propio Charlier, es el típico héroe solitario que adolece de todos los defectos que lo hacen un descarado sin dejar de ser atractivo: jugador, bebedor, tramposo, indisciplinado, camorrista y enamoradizo aunque no mujeriego.

Su extraordinaria hoja de servicios en el ejército es lo único que le salva de ser expulsado por su irreverencia.

Paradójicamente tiene una profunda conciencia pacifista y está en contra del trato del ejército a los indios, con los que mantiene buenas relaciones.

En primera instancia la serie llevaría el nombre de Fort Navajo ( título de la primera historia) pero viendo que Blueberry, que en un principio iba a ser un personaje más en una serie más coral, adquiría cada vez más importancia hasta convertirse en el absoluto protagonista, se decidió a cambiar el nombre y llamarla como el personaje.

Pilote estaba destinada en ésa época a lectores infantiles y adolescentes, pero al terminar su etapa en la revista que dirigía Goscinny, la serie ya tenía un tono marcadamente adulto.

La evolución gráfica de Giraud a lo largo de los álbumes es palpable. En las primeras historias es un claro imitador de Jijé, pero su estilo irá puliéndose hasta romper con la composición clásica de la viñetas para ofrecer recursos narrativos innovadores y elevarse al Olimpo de los dibujantes.
Charlier también romperá con los esquemas en los guiones, poniendo al héroe en continuos aprietos para mantener al lector en tensión, y jugando con el cliffhanger final hasta la siguiente entrega.
Hay tal variedad de historias en la serie, que prácticamente abarca las siete grandes temáticas de Frank Gruber antes mencionadas.
Otro de los puntos en los que destaca esta obra es la gran recreación de personajes históricos (sobre todo indios) como Nube Roja, Cochise o Gerónimo.

Toda esta conjunción de elementos hacen de Blueberry un clásico indiscutible del comic europeo.

Aparte de Blueberry, otras obras han sido consideradas obras maestras del género, como Tex, , Buddy Longway, Bouncer, Durango, etc.

Pero el otro gran referente del género en el cómic es Comanche, dibujado por Hermann, otro de los autores más reconocidos en la BD, y guionizado por Greg (pseudónimo de Michel Regnier). Se inició en la revista Tintín en 1969.

La serie está protagonizada por Red Dust, (a diferencia de Blueberry, el nombre de la obra no viene del protagonista, si no de la propietaria de un rancho). En los primeros álbumes Comanche sufre extorsiones para vender el rancho y convertirlo en terreno por donde pueda pasar el ferrocarril.

La historia tiene cierto aroma crepuscular. Red Dust es un personaje atípico en el sentido de que no va en busca de aventuras, sino que los problemas le buscan a él. Otro punto característico es que hay varios saltos temporales, y se dejan a la imaginación del lector ciertos pasajes.

Y para completar el trío de oro del western en la viñeta, tenemos a Ken Parker, que sin embargo y lamentablemente no tiene tanto reconocimiento.

Creada por el guionista Giancarlo Berardi y el dibujante Ivo Milazzo, se empezó a publicar en 1974 con el prestigioso editor Bonelli.

Claramente inspirado en el personaje de Robert Redford en la película Las aventuras de Jeremiah Johnson (incluyendo físicamente), Ken Parker es un trampero y scout del ejército, muy alejado del típico héroe rudo del Oeste. Es un hombre de grandes sentimientos y que se preocupa por cuestiones morales, sobre todo en todo lo referente al trato del hombre blanco a los indios. Un personaje de gran profundidad y con muchas aristas, que va evolucionando y cambiando su mentalidad a medida que van pasando los capítulos.

Es una serie que traspasa el género para regalarnos historias de humanidad y grandes aventuras desde enfrentamientos con los indios hasta sobrevivir en Alaska con los esquimales, pasando por combates de boxeo. Un viaje vital del protagonista buscando su sitio, magnificado por los bellísimos paisajes de Montana, las montañas canadienses y la naturaleza que desprende cada capítulo. Hay episodios que podrían ser perfectamente una película de John Ford.

Pocas veces se ve una serie con tal variedad de argumentos y situaciones, y con una galería de artistas impresionante: Ivo Milazzo, Giancarlo Alessandrini, Bruno Marraffa, Giorgio Trevisan,  Renzo Calegari, Giovanni Cianti, Vincenzo Monti,  Carlo Ambrosini…

Además, históricamente está magníficamente documentada, y para muestra un botón. Durante la famosa batalla de Little Big Horn, en un determinado momento, el general Custer le ordenó al corneta Giovanni Martini que trasmitiera al capitán Benteen un mensaje para que se apresurara con los paquetes de munición. Como Martini era italiano aunque al alistarse americanizó su nombre a Martin, Custer no se fiaba de que su dominio del inglés fuera el suficiente para trasmitir el mensaje con claridad, así que su ayudante William Cooke grabateó la orden por escrito. Pues bien, en el último tomo publicado por ECC (el 16) uno de los episodios recrea esta batalla y en una de las viñetas se ve a Cooke escribiendo la nota para que Martin la lleve a Benteen. Es un detalle que a muchos pasará desapercibido, pero si lo conoces te das cuenta del gran trabajo documental hasta en el más mínimo pormenor.

Un total de 59 historias que ahora está recuperando ECC en tomos de rústica tamaño Bonelli con dos episodios por tomo a un precio de 9,95 (anteriormente la extinta Zinco sacó algunos capítulos pero no cuajaron) y que espero que publiquen íntegramente porque es un auténtico regalo para el género.

Leer éstas tres grandes sagas es vivir el Oeste respirando el polvo del desierto y cabalgando con los indios y la caballería.