Todo aficionado al cómic se ha planteado alguna vez cual es la mejor historia de Batman y, aunque nadie tiene la respuesta definitiva, sí que hay cierta coincidencia en señalar La Broma Asesina, del guionista Alan Moore y el dibujante Brian Bolland, como una de esas obras cumbres del murciélago.
Así, en sólo 48 páginas, los dos autores británicos firmaron un título que pasó a la posteridad en el imaginario colectivo y buena prueba de ello es la cantidad de reediciones y diferentes formatos en los que sigue publicándose esta obra en la actualidad, también en nuestro país, atrayendo a nuevos aficionados tras más de 30 años en la leyenda del Caballero Oscuro y cuestionando su influencia sobre distintas generaciones.
Pero, ¿qué tiene esta novela gráfica que tanto se habla de ella? ¿Es tan impactante para alcanzar esa añorada cima? ¿Influye tanto en el arquetipo y tratamiento posterior del personaje para tildarse como obra maestra?
Tratamos de dar algunas respuestas en esta reseña, bajo una perspectiva personal, porque en esto, como en todo, el hecho subjetivo es fundamental en lo que consigue un cómic.
EL NACIMIENTO DE UN CLÁSICO
La década de los 80 es uno de los periodos más influyentes en el noveno arte y también años claves en el renacimiento del justiciero enmascarado. Ya en 1984 comenzaron los contactos de DC con ambos autores para la generación de una historia juntos, que en principio se pretendía como el primer crossover entre Batman y Juez Dredd, debido a la relación del dibujante con el antihéroe de 2000 AD. Sin embargo se descartaba y después retrasaba, un proyecto que dejó al Joker como coprotagonista a idea de Moore. Además acabó siendo precedido por enormes obras de ambos artistas para el mismo sello editorial, como Watchmen o La Cosa del Pantano, en el caso de Moore; como Camelot 3000, en el caso de Bolland.
Y, ciertamente, algo hay de esa madurez alcanzada por ambos en La Broma Asesina: planteamiento de páginas y viñetas que beben mucho de la estética y estructura gráfica de Watchmen; con una cuidadadísima (se queda corto el superlativo) puesta en escena del dibujante, que se luce (y de qué manera) alcanzando una estética clasicista e impecable. Verdaderas estampas para la posteridad de los personajes.
Pero todo eso fue bastante más tarde. Terminada en 1987, Tras diferentes retrasos, impulsados por la publicación también de otros dos títulos culmen en la bibliografía del murciélago, Año Uno y El Regreso del Caballero Oscuro, de Frank Miller; fue ya en 1988 cuando vio la luz esta historia que reunía a dos estrellas en el punto más alto de sus carreras, con la expectativa de crear un clásico imperecedero en la memoria de los lectores. Y sí, pese a todo lo que se esperaba de ellos y la limitación de páginas, lo consiguieron.
BATMAN Y JOKER. NEMESIS MORTAL
Pues sí, no descubrimos América si decimos que este La Broma Asesina es una maravilla, pero merece la pena repetirlo una vez más. Denny O’ Neil y Len Wein en decisiones editoriales, dos delfines de la industria (aunque Moore renegó y reniega de muchos condicionantes de la etapa y se mostró siempre descontento con el resultado final de este cómic) y una obra genial. Se trata de una historia, en apariencia simple, pero que permite varias lecturas distintas, para descubrir en cada relectura. Con un tratamiento estético y secuencial impecable.
Con uso del color emocionalmente intencionado, juegos cromáticos que ya vimos en Watchmen, llevados a cabo por el colorista Jhon Higgins y que dieron una impresionante sensación de calidad. En el tema del color, mencionar que se recoloreó con participación de Brian Bolland y con bastante acierto, en la edición del 20 aniversario, dando más oscuridad a una obra que, repetimos, encuentra en el arte su principal atractivo. Pero, sin duda, el dios Moore acierta en aprovechar la personalidad más consolidada de lo que es Batman y sus constantes. Sobre todo una, su némesis, su enemigo o su reflejo oscuro: el Joker. Además centrándose en el villano para ofrecerle un posible origen y una perspectiva psicológica más seria e inteligente de lo que permite la brevedad del cómic.
También, la Broma Asesina influye en la trayectoria editorial posterior del personaje y esto merece un comentario pues, si bien se planteaba como paralela a la serie regular, al contrario que el universo propio de Miller, este sí que dejó secuelas en personajes como Barbara Gordon. Batgirl, ni más ni menos Clásico imprescindible, que marca, aunque no te des cuenta.
UNA HISTORIA DE VIOLENCIA
Es el vínculo que une al Batman con el Joker. La antítesis, uno existe porque lo hace el otro. Sí, nos suena porque es la verdad que han mostrado ambos en el cine o los tebeos.
Así que como breve sinopsis, nueva fuga de Arkham del Joker, quien como desquiciado narrador nos cuenta cual pudo ser su origen (¿miente?), un humorista fracasado que acepta un trato con la mafia y se ve golpeado por la tragedia, dotando de una base psicológica su trayectoria, tal como pudo hacer la muerte de sus padres con Bruce Wayne. Esa intrahistoria no disimula un Joker despiadado, sádico, que pierde interés por lo material para trascender sus desquiciados objetivos. Lo que él quiere es demostrar que todos estamos más cerca de su locura de lo que pensamos. “Tan sólo a un mal día”, como señala esa gran certeza de la humanidad. El Joker plantea una guerra contra la cordura y Batman no es, ni mucho menos, su objetivo en la causa.
Así, es el comisario Gordon uno de los elegidos y su viaje a los infiernos tendrá víctimas colaterales y escenarios tan diversos como un carrete de fotos o un parque de atracciones abandonado, lo que (como hacía Miller en El Regreso del Caballero Oscuro) deja imágenes para la posteridad para ese bufón tan poco gracioso, que es el Joker.
UN FINAL SIEMPRE ES UN PRINCIPIO
No haremos spoiler, aunque debéis leer este cómic ya (si no lo habéis hecho) y descubrir como se cuenta un combate entre dos almas condenadas, que nos suena, que sorprende pero moderadamente, que vuelve a poner sobre la mesa el eterno combate entre dos antagonistas inigualables; pero hecho con tanta precisión y calidad, que nos hace descubrir matices a cada relectura.
Final abierto, circular, muy al estilo de Alan Moore e, incluso, abierto a ciertas interpretaciones que os dejo hagáis por vosotros mismos. ¿Es La Broma Asesina la mejor obra de Batman? No lo sé. Pero sí que no se podía contar lo que cuenta de mejor forma.
Francisco Fernández Amador.