Genésis Mutante 2.0 o el ocaso de la franquicia mutante
Eduardo Díaz-Guijarro Román
21 enero, 2019

Génesis Mutante 2.0 es el título del tomo Marvel 100% HC en el que Panini Comics recopila los primeros números de la cabecera X-Men (a secas) cuyo primer número obtuvo el récord mundial del cómics más vendido en la historia, con más de 8 millones de copias, récord que aún sigue ostentando. Pero al mismo tiempo, también supuso la primera baldosa que llevaría a la franquicia mutante (y de paso a Marvel y al mundo del cómic en general) a sus horas más bajas.

Antes de analizar el tomo conviene explicar la situación que vivían las colecciones de mutantes en aquella época, probablemente la más exitosa de todos los tiempos. Un éxito que no quedaba solo circunscrito al título principal de Uncanny X-Men, nuestra Patrulla-X, sino a toda colección que tuviera a un mutante como protagonista.

Chris Claremont se había erigido como el Patriarca Mutante y la colección disfrutaba de una popularidad nunca vista que rivalizaba con algunos de los títulos más importantes de Marvel Comics.

No sólo la Patrulla-X gozaba de una buena salud, sino que otros títulos mutantes disfrutaban de las mieles del éxito: Factor-X se había convertido en la segunda cabecera mutante gracias al trabajo de Louise Simonson, colaboradora muy cercana de Claremont, los Nuevos Mutantes también a cargo de la señora Simonson se revitalizaron gracias a un toque más agresivo y violento con la incorporación de Cable como líder del grupo, por poner algunos ejemplos.

Precedentes

Hasta la fecha, los dos títulos principales (Patrulla-X y Factor-X) corrían sus aventuras por sendas paralelas. Por un lado la Patrulla-X se la daba por muerta tras una heroica redención a ojos de la opinión pública, y trabajaba de forma encubierta gracias a su paso por el “Lugar Peligroso”. Factor-X, por su lado, había abandonado su mascarada de cazadores de mutantes, tras darse cuanto que hacía más mal que bien.

Ambos grupos había vívido unas muy estupendas aventuras que implicaban a muchos y grandes villanos como los Merodeadores, Mr. Siniestro, Apocalipsis, los magistrados de Genosha y un sin fin de enemigos. Habían sobrevivido a la Caída de los Mutantes, superado Inferno y otras muchas vicisitudes más.

Pero existía algo que los fans anhelaban, un morbo subyacente en ambas colecciones que llegaba a su máxima expresión cuando ambos grupos se cruzaban. Todos queríamos ver a la Patrulla-X original, llamados ahora Factor-X, volviendo a ser hombres-X y al mismo tiempo que la Patrulla-X actual siguiese siendo la Patrulla-X.

Cuando se producía un cross-over, la expectación era máxima, las chispas saltaban por todos lados y ambos equipos unidos eran capaces de enfrentarse a cualquier amenaza. Y fue cuando en uno de estos cruces se produjo el milagro: aquel, el de la Saga de la Isla Muir, en el que les enfrentó al Rey Sombra, llevando una vez más al límite a todos los hombres-X y que tras alzarse victoriosos, sucedió lo que todo el mundo pedía a gritos: la reunificación de la Patrulla-X.

La cuádruple portada de la edición especial de X-Men #1
La cuádruple portada de la edición especial de X-Men #1

Una nueva cabecera: X-Men

Así que con la Patrulla-X original de vuelta, la Escuela Xavier para Jóvenes Talentos ahora tenía un numeroso grupo de mutantes dispuestos a dar sus vidas por cumplir el sueño del Profesor-X.

En esta ocasión no habría relevo como sucedió en la anterior Segunda Génesis: la moderna Patrulla-X no devolverían el testigo a la Patrulla-X original, ni esta última pensaba marcharse de nuevo.

Así que en la Casa de la Ideas tuvieron a bien crear un segundo título que además recuperaría el título original que tuviera la Patrulla-X original antes de ser relevada en esa segunda génesis, X-Men, sin más. Dejando el sobrenombre de Uncanny a la cabecera principal. Aquí en España, se optó por no traducir el título y usar por primera vez el término X-Men.

Como equipo creativo tendríamos a Chris Claremont junto al dibujante que se había convertido en todo un fenómeno en el cómic de superhéroes, el sur-coreano Jim Lee, cuyos atractivos diseños y estilo había calado profundamente en el gusto de los fans. Sin duda parecía la fórmula perfecta: buen guión y buen dibujo para un grupo que era lo más en ese momento.

Dos equipos: Oro y Azul

Y así comenzaba esta nueva etapa en la Patrulla-X, divida en dos equipos: Oro y Azul.

  • El Oro, que permanecería en la cabecera de Uncanny X-Men (La Patrulla-X) y que estaría formado por Tormenta, Jean Grey, Arcángel, Coloso y el Hombre de Hielo.
  • El azul, sería el equipo titular de la nueva colección y estaría formado por Cíclope, Lobezno, la Bestia, Gambito, Pícara, Mariposa Mental y Júbilo.

Aunque como pronto se pudo comprobar, sería frecuente ver en la páginas de X-Men miembros del equipo oro y a la inversa. Al principio las apariciones de ambos equipos en ambas colecciones no obedecían a ningún tipo de cross-over y de hecho cada colección tenia sus propias aventuras, lo que podían dar lugar a ciertas incongruencias espacio-tiempo, pero la conexión entre ambos títulos sería siempre muy fuerte.

El camino a la perdición

Y por qué el lanzamiento de esta colección supuso el punto de inflexión en la franquicia mutante y comenzaría su lento, eso sí,
declive, del que muchos afirman que no se ha recuperado aún.

La marcha de Claremont

Todos los hombres (y mujeres) X reunidos
Todos los hombres (y mujeres) X reunidos

Bien, si os fijáis, en los créditos del tomo. En el número 4 de la colección veríamos como dejaba de figurar Chris Claremont como guionista de la serie. Terminado el primer arco argumental, el de Magneto, decidió coger las maletas y marcharse.

El autor británico era consciente de que cada vez quedaba más y más en un segundo plano y que solo servía para crear argumentos que el dibujante sur-coreano cambiaban a su antojo. Quedaba patente que a los jefes esto les daba igual siempre y cuando la espectacularidad del trabajo de Jim Lee siguiera vendiendo cómics.

Esto no era algo nuevo. Antes mencionamos a Louise Simonson, y no fue casual, enmarcada dentro de la franquicia mutante, colaborando estrechamente con Claremont, también decidió dejar poco antes la Casa de la Ideas y entre sus motivos, como le confesó al patriarca mutante, figuraba el hecho de que no aguantaba más que esta nueva generación de dibujantes-estrella (Rob Liefeld, Jim Lee entre otros) hiciesen y deshiciesen a su antojo y que contasen con el beneplácito de los jefes de Marvel.

Sin duda, Chris Claremont, que se había convertido en una figura imperturbable dentro de la franquicia, que había salido victorioso en infinidad de pulsos por el control de los mutantes, incluyendo el que tuvo con John Byrne, ahora sucumbía ante el ímpetu y arrogancia de una nueva generación de jóvenes artistas con ganas de comerse el mundo.

Cambios en la industria del cómic

Lo que estaba ocurriendo con los mutantes fue el germen de algo que acabaría afectando a todo la industria del cómic. El cómic de superhéroes venía mostrando un cierto agotamiento en ideas, el público parecía cansando y buscaba cosas nuevas.

Cansado de héroes buenazos y sosos, con sus ideales anclados en lo políticamente correcto, los fans buscaban emociones fuertes, buscaban más violencia, también algo más de sexualidad en los personajes y que los personajes no fuesen ni blanco o negro, sino grises, con conductas reprobables, pero humanas.

Y esta nueva generación de autores, quienes habían sido hasta hace muy poco parte de ese publico, sabían perfectamente que es lo que querían los fans, porque era justamente lo que ellos querían. Y he aquí la clave de su éxito, de su gran éxito.

Fue el comienzo del ensalzamiento del antiheroe, de los personajes llenos de armas hasta los dientes, de uniformes de cuero con multitud de bolsillos y accesorios, de personaje femeninos hiper-sexualizados posando al lado de tipos musculosos con cara de pocos amigos ¡Bienvenidos a los 90!

Y esto cambió el mundo del cómic, pero esto, amigos, es parte de otra gran historia que no contaremos aquí.

La rebelión de los dibujantes-estrella

Lo que si contaremos es que estos dibujantes forzaron la salida de muchos escritores de la Casa de las Ideas. Marvel apostó por el talento y el dibujo de estos jóvenes artistas y lo apostó todo.

Fue entonces cuando los propios artistas se convirtieron en guionistas, y se echaron a sus espaldas todo el peso de la editorial. Un peso que resultó ser demasiado duro. Aunque los dibujos seguían siendo el principal reclamo, los guiones y diálogos se resintieron, e incluso ante el excesivo trabajo, estos dibujantes pasaron el trabajo de escribir y dialogar a terceros.

Pero independientemente de la calidad de los cómics, la gente los seguía comprando como rosquillas. Esto hizo crecer el ya muy alto ego de todos estos artistas y también su descontento por el hecho de que la mayor parte de este pastel se lo comía la editorial y ellos, proporcionalmente, no se llevaban nada.

Tan fuertes se sentían estos dibujantes-estrellas que un día se plantaron en el despacho de los jefazos de Marvel y les lanzaron un ultimatum o cambiaban las condiciones y les daban un trozo más grande de la tarta, o se marchaban y montaban su propio chiringuito en otro lado. La cúpula de Marvel en ese momento se lo tomó a guasa y no cedió a este tipo de chantaje. Ellos pensaban que los cómics se vendían por sus personajes y no por quién los dibujaba, así que no les tomaron en serio.

Y ellos cumplieron su amenaza. Se marcharon en bloque y dejaron a Marvel literalmente en bragas y cumplieron su amenaza: montaron sus propias editoriales de cómics que hicieron que las dos grandes, Marvel y DC Comics, cayesen de rodillas.

Pero el daño ya estaba hecho

Durante el tiempo que estos artistas estuvieron al mando de la colecciones, y pese a dar con el gusto del público, la calidad de los cómics se resintió. Los lectores quizás no fuesen conscientes de que los guiones o argumentos fuese peores, embelesados tal vez por el dibujo y la acción, pero ahora con la perspectiva del tiempo sí podemos percatarnos de los crímenes cometidos.

Para colmo, tras la rebelión y marcha estos dibujantes-estrella, Marvel tuvo que buscar dibujantes de reemplazo que dibujasen como estos super-ventas y eso dio pie a una gran cantidad de imitadores de estilo que pese a intentarlo no llegaron a dar la talla.

Por lo que, en este caso, la franquicia mutante quedó tocada ya no solo en sus historias, sino en también en el dibujo. Sólo la enorme base de fans que los mutantes tenían evitó que el batacazo fuese mayor.

Sobre el Tomo

Dejemos a un lado la historia y volvamos al tomo en cuestión que recopila los 7 primeros números de esta colección, comprendiendo los dos primeros arcos argumentales.

El primero tiene a Magneto como principal atractivo. El villano por excelencia de los mutantes que se había redimido, volvería a ser antagonista una vez más por culpa, en esta ocasión, de la persecución de mutantes incluso más allá de la Tierra, en el propio asteroide M del villano.

Estos mutantes que buscaban asilo y protección en Magneto, se convertirían en sus Ácolitos y uno de estos le hará saber a Magnus cierto oscuro secreto de la Dra. Moira MacTaggart. Todo esto unido a una crisis mundial de por medio obligará al equipo azul a debutar y enfrentarse al que en otrora fuese un aliado.

El segundo arco nos mostrará la presentación de Rojo Omega, un enemigo de aspecto feroz quien ya fue, retro-continuidad mediante, un duro adversario en el pasado de Lobezno. Recuperado por la Mano, Rojo Omega será un nuevo as en la manga en la apretada agenda de Matsu’o Tsurayaba.

Remasterizado

Este tomo publica la remasterización de estos primeros números y que afecta principalmente al color, un color que en su momento no hacía justicia ni al lápiz de Jim Lee, ni al entintado de Scott Williams.

Además incluye todo el contenido extra que en su día se publicase en el número especial de portada cuádruple: arte conceptual de Jim Lee en el diseño de personajes, galería de villanos o imágenes teaser de lo que estaba por venir.

Por desgracia, aunque lógico por motivos del formato, la tapa dura no permite esa cuádruple portada, pero las mismas se han incluido como material extra junto con portadas alternativas realizadas para esta re-masterización así como artículos relacionados con este hito del cómic.

Conclusión

Sin duda el tomo es una maravilla visual, el color re-masterizado hace que el dibujo de Jim Lee sea todavía aún más alucinante, siempre y cuando no detestes el color digital, y sin duda el primer arco argumental sigue siendo trepidante aún 25 años después.

El formato Marvel 100% HC de este tomo y otros publicados relacionados con la franquicia mutante, como la Saga de Fénix Oscura, permite el disponer de una selecta biblioteca con lo mejor de los mutantes. Tengas o no versiones previas, merece la pena tener esta versión re-masterizada.

Quizás la pega es que el tomo queda truncado en cuanto a continuación, aunque probablemente el valor real del mismo esté en la historia que rodea a su publicación. Historia viva de los mutantes y la propia Marvel.