Bienvenidos al Mundo del Cómic. Hoy vamos a hablar de una obra titulada El Gran Botin, cuyos creadores son Antony Johnston y Eduardo Barreto.
Este cómic está enmarcado en la colección Laramie, la cual poco a poco va aumentando su catálogo ofreciéndonos obras en muchos casos desconocidas para el gran público y que hasta ahora han sido bastante inaccesibles.
Argumento de El Gran Botín.
Año 1871. Chicago. El protagonista de la obra es un ex convicto llamado Coddy Plummer y su reinserción en la sociedad está siendo algo complicada.
Un buen día se entera de la existencia de un tren, cuyo destino es la ciudad de San Francisco, cargado de dinero, casi 2 millones de dólares. Es una tentación irresistible para Plummer y más si el encargado de la custodia del tren es Bob Harding, miembro de la agencia Pinkerton y responsable de que Plummer acabase entre rejas.
Un tren blindado, en todos los sentidos, fuertemente custodiado y con unas medidas de seguridad extremas hacen que la empresa de robarlo sea poco menos que imposible.
Con esta premisas tenemos las bases para el inicio de una aventura trepidante. Estructurada en capítulos, Johnston y Barreto nos van a narrar una aventura en donde hay un montón de guiños cinematográficos, tanto a nivel de guion como de narrativa visual.
Presentación de personajes.
Para una empresa tan grande, Plummer necesita ayuda, y los primeros capítulos nos presentan una serie de personajes que van a jugar un papel clave en el robo del tren.
Una ladrona, un banquero, un timador experto en jugar a las cartas, un experto en abrir cajas fuertes y un indio. Todos viejos conocidos del protagonista de la obra, van a jugar un papel clave en el atraco.
Trasfondo histórico de El Gran Botín.
Aun siendo una obra corta y que se lee deprisa, los autores nos dejan varios detalles del periodo histórico en el que nos encontramos.
Estamos ya en una época en donde el ferrocarril se ha expandido por el oeste, y es que 1869, dos años antes la fecha en la que se desarrolla esta obra, se da por acabado oficialmente la finalización del ferrocarril transcontinental.
Dos compañías, la Union Pacific y la Central Pacific, construyeron una línea, hacia el oeste y hacia el este, respectivamente, y en algún punto, estas dos líneas coincidirían.
El gobierno acuerda pagar un dinero a cada compañía por milla construida. En total serían 19 millones de dólares, y el tren que quiere asaltar Plummer trae los 2 millones que faltan por pagar, una vez que ha acabado la contrucción de la obra.
Se cita la ceremonia del Golden Spike en Utha, en donde se da por finalizada la construcción del ferrocarril y como no, un elemento clave de este momento, el ocaso de la población nativa, representado por Pie Largo y su mermada tribu de shoshones.
Otro detalle curioso es el personaje de Luis, encargado de abrir la caja fuerte. De ascendencia española, es continuamente despreciado continuamente.
La sociedad americana evoluciona y da la sensación de que todo lo que no es blanco y anglosajón no tiene cabida.

La narrativa de El Gran Botín.
Estamos ante una obra en donde el guionista se apoya en diálogos, prescinde de textos de apoyo y en muchas páginas, solo con el dibujo, hacen que los textos no sean necesarios.
De una manera muy brillante, Barreto nos cuenta una partida de cartas, apoyándose en un reloj, que va marcando el paso de las horas, los naipes y los rostros de los personajes, dotados de una gran expresividad.
El cómic está estructurado en capítulos muy cortos, y sobre todo al principio, es muy útil para situar al lector, tanto en el argumento de la obra, presentación, nudo y desenlace, como en las características que tienen cada uno de los protagonistas.
Estos están colocados de forma estratégica y cada uno cumple un rol y una función muy concretas.
Valoración de El Gran Botín.
Estamos ante una historia muy entretenida, un western que toma un elemento muy clásico, como es el del asalto a un tren, pero que está muy bien contextualizado.
Es de lectura muy rápida, con un giro argumental de última hora sensacional y que hasta en España no estaba publicado.
La colección Laramie continúa ampliando su catálogo y es toda una oportunidad de leer cosas que o bien estaban publicadas de manera difusa y en revistas antiguas, o bien directamente inéditas.