Los Mitos de Conan. Conan vs Cthulu
admin
14 agosto, 2021

Desde Almería y a través de crowfunding, este verano salía publicado Conan vs Cthulu, de Jorge J. Alonso. Vamos a ver en qué consiste el experimento.

Quedaron libres los derechos de autor de universos de ficción tan apasionantes como los pensados por Robert E. Howard y H.P. Lovecraft, y están apareciendo muchos títulos vinculados a esos imaginarios y a los personajes literarios que de allí surgieron. Entre las revisiones más fructíferas las relacionadas con Conan o con los conceptos sobrenaturales de los mitos de Cthulu.

A veces, estas obras buscan fidelidad con los escritos originales, pero también se plantean nuevas versiones que actualizan los hechos, buscan otros prismas o, llevado más al extremo, desubican a los protagonistas de su propio tiempo y lugar.

Hoy, hablamos de un giro más. La creación de un nuevo universo de ficción a partir de nombres y conceptos que recuerdan a los estos universos literarios. La extrapolación de las leyendas.

LA GALAXIA HYBORIA

Así que publicado bajo el sello SoldeSol y en una tirada muy limitada, llega este tebeo en solitario de un artista autodidacta que emprendía aquí su, hasta el momento, reto más atrevido y personal. Con el antetítulo de Los Mitos de Conan, formato álbum europeo y 48 páginas a color, más extras; Conan vs Cthulu cuenta las primeras aventuras de Conan y Bèlit, dos piratas espaciales que abordan naves estelares y trafican por la galaxia hyboria.

Juntos tendrán que desafiar a una entidad sobrenatural que ha alcanzado su misma dimensión, escapando de su encierro intemporal. Una fuerza primigenia que aprovechó los experimentos mágico/científicos del planeta Estigia para recuperar su cuerpo tangible y volver a ocupar el trono del dominio universal. Su retorno puede significar el final de la realidad tal y como lo conocemos.

Conan vs Cthulu

LA FILOSOFÍA DE LA ESPADA (ENERGÉTICA)

Conan vs Cthulu Se trata de una historia enmarcada en el género de la ciencia ficción y la fantasía, donde elementos de la mitología howardiana y lovecraftiana mutan en sustitutos futuristas, aunque no por ello conservan todas sus cualidades. Así, podemos ver a mercenarios galácticos con el nombre de Amalric, consejeros místicos con cabeza de elefante, criaturas ultraterrenas o libros místicos similares al Necronomicon. Cualquier guiño a los relatos originales se introduce con facilidad en la trama, pero más de forma nominal que en su completa esencia.

Así, hablando solamente de Conan, un gladiador del planeta Cimmeria; conserva esa estética salvaje, ruda y corpulenta de su diseño clásico. Cabello más largo, pero de su familiar negro y adustos ojos azules. Posee ese manejo experto de las armas que recordamos, su arrojo y fiereza míticas… Pero no es una reencarnación total del personaje clásico. Es un individuo distinto y otras circunstancias. Y cuando antes se interiorice, mejor para el lector.

De hecho, tras conocer los personajes y los desafíos que enfrentan, el lector no tarda en acomodarse al juego de referencias que plantea el autor, con el uso de un glosario familiar y conocido. Pero tampoco tardamos en darnos cuenta de que la estela argumental, aunque se presenta basada en los relatos de Howard y Lovecraft, guarda tal vez mayor parecido con otras sagas espaciales como Star Wars o Las Crónicas de Riddick.

Sin duda una aventura palomitera, cargada de fan services en la que se aprovecha la presencia de personajes arquetípicos para simplificar la trama, descuidando posibilidades de profundizar en la motivación y dimensión de los mismos. Y pesar de las infinitas posibilidades que brindaban.

El poder de la imagen

Si tuviéramos que destacar un apartado de este Conan vs Cthulu, sería el gráfico. Tanto los diseños de los personajes, como los vehículos y el armamento, resultan muy atractivos. No deja de ser un divertimento casi irresistible ver a estos personajes empuñando una pistola láser o desenvainando una espada de rayos. La narrativa es armónica en casi toda la obra y, aunque hay páginas que parecen más trabajadas que otras, el resultado final parece justificar la valentía de llevar a puerto la idea de este Conan, con aire también al Caballero del Dragón, de Saint Seiya.

Con un dibujo claramente artesanal de clara influencia manga, se apoya en colores suaves y carentes de estridencias y que combinan bien con fondos bastante elaborados. Una puesta en escena solvente, con dobles páginas cuidadas que aderezan la acción, expresividad correcta y proporciones adecuadas.

Es en la parte argumental donde podemos encontrar mayores escollos. Tras un arranque más que notable, se apresura el conflicto y se llega veloz a un desenlace abrupto que, al menos, deja la puerta abierta a continuaciones.

Sin duda la limitación de páginas pudo jugar contra el resultado final. Poco sabes de los protagonistas y queda mucho a la imaginación, ya que hubiera beneficiado a la obra un mayor desarrollo de las personalidades. Quedan dudas sobre la motivación real de un cimmerio que mezcla altanería con filosofía tras un rescate en las calles de la siempre pérfida Zamora.

En favor del guión, reconocer que sí está impregnado por parte de ese lenguaje primigenio, de la revelación, del impacto que supone el conocimiento de lo arcano. Es un terreno sembrado de posibilidades. Pero no es territorio para puristas.

CONCLUSIÓN. SENSIBILIDAD VS. DIVERSIÓN

Sirva como aviso a navegantes que estos personajes no navegan por la Costa Negra, ni están sometidos a la mitología original, sino que se nutren de ella. Como un trasunto de Harlock (o Emeraldas), Bèlit surca el espacio con su nave pirata para encontrar entre un botín la cápsula de un hombre encerrado. Es Amra, pero obtuvo el sobrenombre como gladiador en torneos espaciales.

Si se busca un reflejo exacto de la atmósfera o temática de las obras a las que hace referencia, uno puede salir escaldado.

Si se abre la mente como divertimento y se entiende que esto es algo nuevo, funciona. Como curiosidad y elemento raro, con encanto. Como cuando veíamos Ulysses XXXI. Como cuando se canibaliza la historia de Camelot por enésima vez, en el comic o en el cine.

Pero, sobre todo, se nota el cariño del autor. Se nota que es el curro de un artista en crecimiento que cumple el sueño de publicar su historia. Se enfrenta a la alta exigencia por el reclamo que utiliza y, como es justo que nosotros veamos al mismo nivel la apuesta, debo decir que me ha divertido y que sí, por tanto, me ha gustado.

Francisco Fernández Amador