Reseña Museum Norma Editorial
Juan Carlos Polo Blanco
5 diciembre, 2018

Seven y Saw se juntan en Japón. Un sádico asesino que utiliza una singular máscara de rana y un chubasquero, atacando sólo en días de lluvia, tiene aterrorizada al área metropolitana de Tokio.

Los asesinos en serie, pese a sus bárbaros actos, siempre han supuesto un irresistible atractivo para la psique humana. No podemos evitar sentirnos encandilados por esos imaginativos y atroces crímenes por muy horribles que sean, el mal siempre tiene una parte que nos parece fascinante; el misterio, intentar descifrar que asa por la mente del asesino para llegar a ser así, el morbo de cómo mata a sus víctimas, etc.

Multitud de asesinos en serie han servido de inspiración para historias tanto a nivel literario como audiovisual, desde Leyendas como la de Jack el Destripador hasta el carnicero de Milwaukee.

Por eso siempre han tenido éxito los slasher como la sangrienta saga de Saw, donde el psicópata Jigsaw escoge una serie de víctimas y las somete a macabros y crueles juegos y pruebas a cada cual más gore, o la mítica Seven de Finch, en la John Doe, interpretado por Kevin Spacey, basa sus crímenes en los siete pecados capitales, trayendo de cabeza a los agentes David Mills (Brad Pitt) y William Somerset ( Morgan Freeman).

Y no podemos olvidarnos del mítico doctor psiquiatra y asesino caníbal Hannibal Lecter, creado por el escritor Thomas Harris e interpretado magistralmente en la gran pantalla por Anthony Hopkins y más recientemente en la serie de tv por el siempre carismático danés Mads Mikkelsen.

Estamos ante una representación más del slasher, pero uno de los mejores de los últimos tiempos.

Isashi Sawamura, Sargento de la 1ª División de la Policía Metropolitana, será el encargado de intentar atrapar a éste peligroso asesino en serie, cuyo modus operandi consiste en condenar a sus víctimas por pecados del pasado y castigarlas de una forma relacionada con dicho pecado.

La primera víctima, por ejemplo, es condenada a ser comida para perros y el asesino utiliza a unos mastines para que la deboren; la mujer abandonó a su perro, y así irá sembrando el caos con cada homicidio, siendo  la pesadilla de la Policía Metropolitana y de Sawamura. Sobre todo cuando descubra que el asesino tiene algo especial preparado para él.

Al lo largo de la historia también conoceremos los problemas y la angustia de Isashi, abandonado por su familia , que ha desantendido por volcarse en su labor de detective.

Un thriller trepidante con unos personajes magníficamente construidos y desarrollados, diseño de los crimenes muy bien ideados y un villano tan carismático como macabro.

La idea de la máscara de rana consigue que te de bastante aprensión, un asesino que consigue dar escalofríos.

El juego final entre Isashi y el asesino mantiene una tensión que te hace no soltar el último tomo hasta el desenlace y aunque es cierto que Tomoe utiliza clichés y situaciones ya vistas en este tipo de tramas,  los maneja con gran acierto y originalidad repartiendo la acción, los flasbacks y los puntos de más tensión de forma perfecta.

En cuanto al dibujo, excelente, una composición de viñetas magistral que acompañan perfectamente a cada situación según sea más pausada o de acción, y con unos fondos muy bien trabajados.

En los tomos 2 y 3 se incluyen también 2 historias cortas del autor, Ryosuke Tomoe, bastante interesantes: La zorra y el sicario y La frágil máscara de la amistad (sobre todo ésta última, es increíble como es capaz de contar un thriller psicológico escalofriante en tan pocas páginas). La calidad de este manga sorprende por ser el debut del autor, un estreno fantástico.