En la actualidad dependemos tanto de las nuevas tecnologías, para diferentes aplicaciones y usos, que no parece descabellado el término Smart Girl aplicado a una asistente robótica personal, que hiciera de secretaria, agenda personal, sistema de comunicaciones, guardaespaldas e, incluso, juguete sexual de su propietario.
Precisamente con el nombre de lo que podría ser ese avance tecnológico, la primera obra como autor completo de Fernando Dagnino se centra en Yuki, un diseño de alto estándar de la macro empresa IMAI Tech; para regalarnos una obra de ciencia ficción que supone un nuevo enfoque a la duda existencial de lo que significa la vida artificial.

¿SUEÑAN LOS ANDROIDES CON ACCIDENTES DE AVIÓN?
Pese a contener todos los elementos clásicos del género, recordados por obras cumbre como Blade Runner o Ghost in the Shell; el autor madrileño Fernando Dagnino consigue, en sus primeros cinco álbumes, recogidos en un único integral en España por Evolution Comics; un enfoque fresco, sorprendente, sin duda filosófico y, cimentado con credibilidad en las pasiones humanas.
El vicio, la corrupción, el amor, el consumismo y la tecnología al servicio del bienestar, se combinan con elementos oníricos o del subsconciente, incluso abordando aspectos como el trastorno de identidad o la amnesia. Todo orquestado con momentos de acción bien coregrafiados dentro de un guión de intriga que sólo pierde fuerza al acercarse el desenlace, sobre todo por la dispersión de personajes en la trama. Una confusión a la que no ayuda el blanco y negro, pero que merece la complejidad visto el resultado final y, sobre todo, una perspectiva global de la obra.
Por cierto, el accidente aéreo es el sueño recurrente que persigue a esta sugerente robot y empoderada caja de sorpresas.
LA LIBERTAD PARA UN ROBOT
En cuanto a la historia de Smart Girl, I-Matter, podríamos resumirla como la huida hacia la libertad de un androide obsoleto que sufre errores relacionados con unos sueños emancipatorios. En un mundo aquejado por la desigualdad y el desempleo causado por la automatización del trabajo, Yuki lucha contra su programación y el amor a su propietario en una búsqueda de su identidad y de su pasado, al mismo tiempo que una oscura conspiración azota la empresa encargada de su creación.
Smart Girl madura en un escenario verosímil, que debate las consecuencias morales y sociales del desarrollo. Entretiene, al salpicar sexo y acción casi superheroica, en un dibujo espectacular de Dagnino. Entre el cómic de género negro y el manga ciberpunk, el apartado gráfico es exquisito, con una distribución de viñetas propia del mejor tebeo europeo.
APARTADO GRÁFICO. CYBER NOIR
Currido en diversos títulos de DC, Dagnino consigue en su estreno como autor completo un destacado arte secuencial, coloreado en escala de grises por ordenador, a excepción de algunos pasajes del pasado o feed backs, en este caso a modo de lienzo.
Con un tratamiento noir que fusiona tecnología con clasicismo, logra una composición dinámica en la distribución de viñetas, hasta con narrativa secuencial a doble página. El dibujo muy bien llevado, abordando escenarios con solvencia, tratando la acción con plasticidad y movimientos ágiles. Con figuras de trazo sencillo pero bien proporcionado, vistos desde planos y perspectivas muy efectistas en cada escena y que logran certeros contrastes de los claroscuros.
ORIGINAL Y COPIA
En definitiva, Smart Girl es una maravilla que espero consiga el éxito que merece por su enorme profundidad y los varios niveles de lectura que permite. Aunque sin duda está inspirada en la obra de autores como K. Dick, Asimov, Orwell; o Yuki nos evoca a la propia Motoko Kusanagi creada por Shirow; no se limita a copiar y actualizar conceptos, sino que arriesga en la incorporación de temas como el feminismo, la alienación, el teletrabajo o, incluso, la aplicación de tratamientos rejuvenecedores en nuestros cuerpos.
Hubiera relajado un poco más el desenlace final, para facilitar la compresión y creo que hubiera sido interesante una edición en color.
A pesar de estos pequeños detalles una obra tan personal como esta merece nuestro más sincero aplauso y la esperanza de que tenga continuidad. Pues aunque pueda atragantarse a lectores de productos más sencillos o mayoritarios, supone una lectura inmersiva y más que satisfactoria para los amantes de este género.
Francisco Amador.