Hoy vamos a hablar del segundo volumen de Superman: Año Uno realizado por Frank Miller y John Romita Jr.
Estamos ante una obra publicada bajo el sello Black Label, línea editorial creada hace muy poco que viene a sustituir a la mítica Vertigo, acogiendo aquellas colecciones alejadas de la continuidad superheroica al estilo de Otros Mundos o series con un tono más adulto, donde los equipos creativos pueden dar rienda suelta a su imaginación y llevar a cabo sus propias historias.
En USA ya se han puesto a la venta una gran cantidad de títulos bajo este reciente sello de Dc y en España también podemos disfrutar de algunas de estas obras como Batman Condenado, Batman: El Ultimo Caballero de la Tierra o las nuevas series pertenecientes al universo de Sadman, que llegarán en los próximos meses.
Argumento
En el primer número de esta colección Miller nos narraba algunos de los momentos más importantes en la vida de Clark Kent, hechos que han permanecido inalterables en los muchos orígenes contados una y otra vez de Superman como pueden ser la destrucción de Krypton y la posterior huida de su planeta natal siendo enviado a la Tierra, la adopción del pequeño Kal-El por parte de los Kent, etc. El guionista estadounidense nos ofrece, al menos en este número inicial, una historia alejada de lo superheroico, donde veremos crecer al Hombre de Acero, centrando la atención en sus años en el instituto y tocando temas tan actuales como el acoso escolar, los primeros escarceos amorosos de Clark con Lana Lang y el control de sus poderes, que no pueden ser descubiertos. Pero el aspecto más novedoso de este nuevo origen llega en los compases finales de este primer volumen cuando nuestro protagonista decide alistarse en la Marina de los Estados Unidos y servir a su país, momento en el que se inicia el segundo tomo.
En este libro dos, por lo tanto, Miller sitúa al joven Kent en una base militar cerca del Océano Pacífico donde llevará a cabo su entrenamiento. Como futuro Superman y siendo conocedor de sus poderes, Clark superará constantemente las pruebas impuestas por sus superiores con gran facilidad llamando la atención de sus compañeros y de los altos mandos. Las actividades y ejercicios de la vida militar se conjugarán con una especial atracción del Hombre de Acero por el mar en el que se sumergirá, descubriendo un mundo totalmente nuevo para él.
Sobre la obra
Pese a que el primer volumen de Superman Año Uno y buena parte de este segundo estamos ante un relato mucho más humano y alejado de lo superheroico, pronto esto queda atrás, volviendo a presentar las características propias del género, pero con detalles propuestos por el guionista estadounidense que siguen aportando un poco de novedad a la historia, recurriendo a la vez a elementos y situaciones propias de los comics clásicos del personaje.
Miller, por ejemplo, recupera el traje con la S roja y el fondo negro que utilizaba el Superman de los hermanos Fleischer en la serie animada de los 40 e introduce la ciudad de Atlantis y sus habitantes, en especial la sirena Lori Lemaris, como personajes con peso en este número. Clark Kent, además, presentará en esta serie la capacidad de respirar y hablar con facilidad bajo el agua, una habilidad que el Hombre de Acero no tenía hasta el momento. Este nuevo poder servirá como excusa para sumergir al joven Kent en las profundidades e iniciar una relación amorosa con la sirena antes mencionada. Dicha historia de amor se desarrolla de forma rápida y precipitada, utilizándose para provocar las diferentes escenas de acción de este tomo, cuando Poseidón, rey y padre de Lori, someta a un inexperto Superman, que está intentando conseguir la mano de su hija, a diferentes pruebas verdaderamente difíciles de superar.
Guión
Miller lleva a cabo en esta serie un guión bastante correcto, demostrando que todavía no está acabado y puede seguir realizando trabajos interesantes. En los dos volúmenes publicados de esta obra hasta la fecha muestra su característica prosa, dinámica y con frases dilapidarías que permiten una lectura ágil y muy entretenida, poniendo a un personaje tan sobreexplotado como el Hombre de Acero en nuevas situaciones, algo que no siempre es fácil. Pero el autor estadounidense toma algunas decisiones no del todo acertadas, obviando momentos del tomo anterior que deberían permanecer en el recuerdo de Clark, como su relación con Lana. Aun así, los defectos no empañan la calidad notable de esta breve colección que es realmente disfrutable tanto por su trama como por su arte.
Apartado artístico
En el apartado gráfico John Romita Jr. ofrece un trabajo bastante bueno y está a un nivel mucho más alto que en su etapa anterior también al frente de este héroe. El artista estadounidense lleva a cabo unos lápices espectaculares y eso se nota especialmente en algunas splash pages muy bien realizadas. También se muestra inspirado a la hora de representar el material militar, todo lo que está relacionado con la Marina y la ciudad sumergida de Atlantis con todos sus habitantes. Romita Jr. con su dibujo, que por lo general no gusta a todo el mundo, convierte el arte de este cómic en uno de sus aspectos más destacados.
Conclusiones
En Superman Año Uno estamos, por lo tanto, ante una obra muy recomendable para los fans del personaje, añadiendo ciertos detalles diferentes al resto de orígenes, pero también para los que no hayan leído nada de Superman. Miller y Romita Jr. están a muy buen nivel creando una obra notable que, aunque no será considerada como uno de los mejores trabajos del Hombre de Acero, sí proporciona con su lectura un rato agradable de entretenimiento. En cuanto a la edición, pese a su elevado precio teniendo en cuenta el número de páginas, permite disfrutar mejor del dibujo gracias a su tamaño más grande del habitual en el cómic superheroico.
Juanpedro Tocino Castro.