Hoy vamos a hablar de Supermán Hijo Rojo, uno de los mejores elsewords no sólo de Supermán si no de la editorial Dc.
Argumento.
Son las seis de la mañana. Suena el teléfono. Lois Luthor atiende la llamada. Es Perry White advirtiéndola del próximo comunicado del presidente de los USA Ike Eisenhower. En Washington, el presidente anuncia que los soviéticos han revelado un arma secreta, un superhombre comunista, un arma que pone en jaque la posición de los Estados Unidos como potencia mundial.
Con esta noticia arranca Hijo Rojo, una historia enmarcada dentro de la serie Otros Mundos (Else Worlds) de DC. El escritor Mark Millar nos muestra lo que habría pasado si el cohete enviado desde Krypton no hubiera caído en Kansas, sino en una granja de Ucrania y cómo habría afectado este acontecimiento en plena guerra fría.
Contexto de la historia.
Los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial estuvieron marcados por el ascenso triunfal del comunismo en el mundo. Tanto fue así que la llegada del paraíso comunista parecía a la vuelta de la esquina. Todavía restarían unos años para que esta ilusión tornara en decepción con la revolución de los países satélites de la URSS –la Primavera de Praga – y que la Escuela de Fráncfort tomara distancia con el socialismo ortodoxo, con el “socialismo realmente existente”. Mientras, la sociedad americana – y no sólo ella – estuvo dominada por la histeria, viendo comunistas y complots, reales o figurados, por todos lados. Este es el contexto en el que Mark Millar nos inserta su historia, transformando al gran icono de la cultura americana en un hijo del proletariado.
En este mundo, Lois Lane es Lois Luthor, esposa de Lex Luthor el gran científico americano que pondrá su intelecto al servicio del gobierno americano para contrarrestar al gran héroe ruso; Diana, es la Hija de Hipólita, la reina de Isla Paraíso que mantendrá la neutralidad frente una posible unión al Pacto de Varsovia y la OTAN. Ahora bien, ¿y Batman? ¿A qué lugar queda relegado el tercer elemento de la trinidad deceíta? Batman es hijo de dos disidentes que son asesinados por imprimir panfletos contra el gran Hijo Rojo.
Estructura.
Una vez dispuestos los personajes en el tablero de juego, Millar se dispone a contarnos su historia, que se desarrolla en tres actos.
En el primero nos presenta a los actores, como ya hemos dicho. Superman es el hijo adoptivo de Stalin – hecho de acero –, que aquí aparece enormemente dulcificado y muy alejado de lo que realmente representó en la política rusa – una mezcla de comunismo y nacionalismo -.
En el siguiente, una vez que Superman ha alcanzado el poder tras la muerte de Koba, la historia se centra en una doble relación: el enfrentamiento con Batman dentro de su órbita de poder y con Luthor, en el exterior.
En el tercer y último capítulo, Millar nos mostrará a un Superman envejecido, líder de un mundo comunista, a excepción de los USA, que cual aldea gala, resiste a la opresión exterior que quiere acabar con su american way of life.
Las incongruencias del personaje.
El principal problema de Supermán Hijo Rojo proviene de los límites impuestos, bien por el autor, bien por la editorial en convertir a Superman en un designador rígido kripkeano, lo que casa malamente con la grandiosidad del planteamiento inicial (¿qué hubiera pasado si Superman hubiera nacido comunista?).
Y es que Superman, un producto capitalista creado para justificar el sistema corrigiendo sus incongruencias, no puede mantener su sentido icónico en una sociedad marxista y por ende, las costuras acaban rompiendo en alguna de las partes que componen el traje, de ahí que veamos afirmar a Superman no ser un soldado, sino que lucha por lo correcto o ver al Hombre de Acero frenarse ante el anillo de casada de Lois Luthor: la cuadratura del círculo es, en definitiva, imposible. Millar nos ofrece un Superman estajanovista, un gobernante autoritario, que intenta controlarlo todo por eso lo más correcto habría sido titular a esta obra como Superman Monarca Absoluto o Superman el Déspota Ilustrado más que Hijo Rojo.
Las incongruencias a las que se ve sometida el personaje no pueden acabar de otra forma más que con un Superman sufriendo la paradoja del superyó – contra más obedeces, más culpable eres -, con lo que llegamos al primer final de la historia, quedando un segundo como estrambote, propio de la ciencia ficción.
Sin embargo, démosle la vuelta a la cuestión. Esto que no parecen más que defectos y/o deficiencias del autor a la hora de caracterizar el comunismo ruso o fielatos a pagar al usar a un personaje icónico como Superman también nos “lleva a cobrar conciencia de cómo la figura de Superman está fuertemente arraigada en el universo ideológico americano” (Problemas en el paraíso, Slavo Zizek, p.271, ed. Anagrama, 2016), ya que como dice Zizek, tenemos la sensación de que algo no funciona.
Apartado gráfico.
El dibujo de Jhonson y Robinson es muy bueno, con una narrativa fluida, inteligible y con unas portadas espectaculares, que intentan imitar los carteles propagandísticos de la antigua Unión Soviética: las portadas son, sencillamente, sobresalientes.
Conclusión.
Supermán Hijo Rojo es una buena historieta. Que Millar no sea Alan Moore no implica que la misma, si hacemos abstracción de lo político social, no sea notable. Porque la historia, en sí misma, está bien. Es un tebeo recomendable, con el maltrato propio que a Millar le gusta someter a los personajes clásicos, como puede ser en este caso Wonder Woman y con una ilustración que no desmerece la obra.
En síntesis, a pesar del trampantojo que nos presenta Millar con el título, nos encontramos con un buen tebeo, merecedor de un formato en cartoné, premio que, por desgracia es tan fácil alcanzar en la actualidad.
Ficha.
Superman, Hijo Rojo.
ECC comics.
Edición Deluxe.
https://www.ecccomics.com/comic/superman-hijo-rojo-edicion-deluxe-segunda-edicion-5085.aspx
Edición Black Label
https://www.ecccomics.com/comics/superman-de-mark-millar-dave-johnson-y-kilian-4134.aspx
Guión: Mark Millar.
Dibujo: Dave Johnson y Andrew Robinson.
Entintado: Killian Plunkett y Walden Wong.
Colorista: Paul Monts.
Marqués Valdegamas.