Reseña Vlad Drácula de Thomas y Maroto
Juan Carlos Polo Blanco
2 mayo, 2019

Hoy vamos a hablar de Vlad Drácula, miniserie de Roy Thomas y Esteban Maroto, que recupera Planeta en un tomo, aunque sin el color de los originales.

Cuando Bram Stoker utilizó la figura histórica de Vlad Tepes, príncipe de Valaquia, para crear a uno de los personajes más icónicos de la literatura universal, seguro que no se imaginaba hasta que punto su novela iba a influir y dejar huella en tantas historias posteriores, ya fuera en cine, series, libros o comics.

Sin el mito de Drácula, seguramente Vlad Tepes no tendría la relevancia que le dio Stoker al incluirle en su mito.

Contexto histórico

Vlad lll, nacido como Vlad Drăculea (Sighișoara, noviembre de 1431-Bucarest, diciembre de 1476), más conocido como Vlad el Empalador (en rumano: Vlad Țepeș), fue príncipe de Valaquia, hoy el sur de Rumania, entre 1456 y 1462.

Fue un gran luchador en contra del expansionismo otomano que amenazaba a su país y al resto de Europa, y también era famoso por su manera de castigar a los enemigos y traidores.

Vlad era ortodoxo, aunque con posterioridad se convirtió al catolicismo.

Fue rehén de los invasores otomanos hasta los diecisiete años de edad, cuando logró tomar el trono de Valaquia, del cual fue depuesto poco tiempo después.

Sin embargo, en 1456, tras la Batalla de Belgrado, Vlad ascendió de nuevo al trono, tras matar a su contrincante Vladislav II, y ya no lo abandonó hasta 1462.

Después vivió en el exilio hasta 1474, momento en que se lanzó de nuevo a la batalla para recuperar el cargo, lo que conseguiría en 1476.

Sin embargo, en diciembre de este año caería luchando contra los turcos, rodeado de su leal Guardia Moldava.

Su traumática infancia fue muy determinante a la hora de formar su futuro como príncipe.

A los 13 años, en 1444, fue entregado a los turcos como rehén junto con su hermano Radu (en rumano Radu cel Frumos) por su padre, como muestra de sumisión al Sultán y como garantía.

Fue criado por el mismo Murat II (padre de Mehmed II, el cual lo tuvo como a un hermano) en ciudades como Adrianópolis, Egniojsor, Ened y Ninfamén, con el propósito de evitar una nueva traición por parte del padre de Vlad.

La primera parte del reinado de Vlad estuvo dominada por la idea de eliminar amenazas a su poder, especialmente de grupos de nobles, como los boyardos.

Esto se consiguió por eliminación física, pero también reduciendo el rol económico de la nobleza: las posiciones más importantes en el Concilio de Príncipes, que iban normalmente a los más poderosos boyardos, fueron dadas a individuos desconocidos, algunos de origen extranjero, pero leales a Vlad.

Fue despiadado y en las ciudades donde no lo aceptaban se realizaban ejecuciones por empalamiento de hombres, mujeres y niños (aunque esto último es relatado de manera parcial en las crónicas alemanas​), como en los casos de las ciudades transilvanas de Kronstadt (Brașov) y Hermannstadt (Sibiu), ambas habitadas por colonos alemanes que no querían comerciar con él o que no querían pagarle tributo.

En 1459 hizo que 30 000 colonos alemanes (sajones) y oficiales fueran empalados.

Con ello iniciaría su carrera de brutales masacres, entre las que se le atribuyen el exterminio de entre 40 000 y 100 000 personas entre 1456 y 1462, hechos detallados en documentos y grabados de la época, que pusieron de manifiesto su gusto por la sangre y el empalamiento, por lo que se le comenzó a llamar Țepeș que en rumano significa “empalador”).

Vlad murió durante una batalla contra la invasión de los Turcos en diciembre de 1476.

Las circunstancias de su muerte no son del todo claras, ya que existen por lo menos tres versiones relacionadas a dicho evento.

Existe una versión que asegura que fue muerto durante la batalla por infieles Boyardos; otra versión señala que fue muerto por sus guardaespaldas.

Finalmente, la versión más difundida es la que señala que durante la batalla, antes de ser capturado por los Turcos, logró escapar de sus enemigos.

Se colocó el ropaje de un soldado turco caído y huyó en dirección a sus hombres, quienes al verlo lo confundieron con el enemigo, matándolo al instante sus propios soldados, decapitándolo y dejando su cuerpo yaciendo en el campo.

El único detalle del que se tiene certeza es que los turcos desollaron la cabeza cercenando su cara y su cabellera del cráneo y llevadas como trofeo a Constantinopla, donde el sultán ordenó que se colocara en una estaca para no dejar lugar a dudas con relación a la muerte de Vlad.

Se desconoce el lugar de su sepulcro, si bien se lo ha situado en el monasterio de Snagov desde el siglo XIX.

Los autores

Roy Thomas.

Roy Thomas (22 de noviembre de 1940, Missouri) es un guionista y editor de comic books estadounidense.

Fue el primero en suceder a Stan Lee como redactor jefe de Marvel Comics.

Es conocido especialmente por llevar a Conan el Bárbaro al cómic, con una serie de historias que ampliaban la cronología establecida por su creador (Robert E. Howard) para el personaje, lo que puso de moda las historias de espada y hechicería en los cómics.

Heredó de Stan Lee los guiones de buena parte de las colecciones de superhéroes originales de Marvel, realizando largas etapas en Avengers (Vengadores) y X-Men, entre otras.

También es conocido por su defensa de los personajes de la Edad de oro de los comic-books, especialmente del grupo de superhéroes de los años 1940s La Sociedad de la Justicia de América, destacando en su trabajo para DC Comics su etapa en All-Star Squadron.

Entre sus ingentes trabajos se encuentra Spiderman, Wonder Woman, X Men, Vengadores, Capitán América o Conan.

Esteban Maroto.

Esteban Maroto comenzó su carrera hacia 1955 en el estudio de Manuel López Blanco, abocetando a lápiz la serie Aventuras del F.B.I. de Rollán, durante cuatro años.

Allí entabló amistad con Carlos Giménez, que dibujaba los fondos. Instalados en un estudio propio, Maroto y Giménez produjeron juntos Buck John y El príncipe de Rodas.2​3​ Al mismo tiempo, acabó Magisterio Industrial y empezó la carrera de Ayudante de Obras Públicas.

En 1963 colaboró con García Pizarro.

Firmó un contrato con Selecciones Ilustradas y, después de realizar el servicio militar, se marchó a Barcelona.​

Desde allí, dibujó historietas bélicas y románticas para el mercado inglés, además de colaborar con Giménez en Gringo.

En 1967 comenzó la serie Cinco por infinito, a la que seguiría La tumba de los dioses y Wolff.

Estas empezaron a labrarle una gran fama en Estados Unidos. En los años 1970, Maroto dibujó historietas de terror para los cómics de Warren Publishing’ Creepy, Eerie y Vampirella. Maroto es también el responsable del diseño del bikini de metal de Red Sonja.

En 1972 su obra Alma de Dragón comenzó a ser publicada en la revista Trinca.

Fue Huésped de Honor de la 9ª Edición del Salón Internacional del Cómic de Lucca.

También recibió el premio Foreign Comic Award (Academy of Comic Book Arts) y, como explica su compañero Josep María Beá, “a raíz de dicho galardón, la crítica especializada inició una injusta campaña de desprestigio hacia Maroto en la que se empleó un ensañamiento rayano a la crueldad”.

Tras dedicarse a la ilustración, realizó comic-books como Zatanna y Aquaman, siempre para DC Comics. Entre el 2004 y 2005 dibujó un par de historias de Brendon para la editorial italiana Sergio Bonelli Editore.

Dracula Planeta

La obra

Roy Thomas se centra en la figura histórica de Vlad Tepes dejando a un lado la leyenda vampírica, salvo al final, tras la muerte del personaje.

Nos relata en primera persona con la voz de Tepes su vida desde niño hasta su final.

Sus disputas por el trono de Valaquia, sus victorias y derrotas, su lucha contra los otomanos, alianzas, traiciones…Un juego de tronos en centroeuropa muy interesante.

A tenor de la historicidad, el tebeo es muy fiel a los acontecimientos históricos de los que Tepes fue protagonista, se nota que Thomas puso mucho mimo y cariño y estudió bien la biografía del príncipe valaco.

Pero si algo eleva a cotas estratosféricas ésta obra es el descomunal dibujo de Esteban Maroto, unas planchas que te dejan absorto en cada página. 
Ha habido quejas de que haya salido en blanco y negro y no en color como se publicó originalmente, y yo soy partidario de que un cómic se publique igual que el original, pero cuando ves los lápices y las tintas de Maroto todo te da igual.

Conclusiones

Planeta ha hecho un gran acierto recuperando éste gran material y lo hace además en un elegante tomo cartoné tamaño álbum a 25 €, con color de portada de Santi Casas.