Quim Bou es un artista catalán que lleva más de veinte años dedicándose profesionalmente al mundo del cómic, trabajo que también compagina con la ilustración de libros infantiles y juveniles. Comenzó publicando sus primeras obras en revistas como Makoki, el Víbora o editoriales como La Cúpula o la extinta Dude Cómics. Ha realizado tebeos de géneros muy variados, desde el costumbrismo de Haciendo Café o el noir de La Síbila hasta la fantasía heroica en la serie Orn y Oro Rojo, miniserie de cinco números que será reeditada por Grafito Editorial en un volumen integral, disponible a partir del 1 de abril, que ya podéis comprar a través de su campaña de pre-venta https://www.grafitoeditorial.com/comic/oro-rojo/.
En la actualidad, el autor nacido en Vidreres (Cataluña) se encuentra sumergido en dos grandes proyectos para Dolmen Editorial, Balears: Abans i Ara, un recorrido por la historia de las Islas Baleares, e Historia de la Humanidad en Viñetas, colección que cuenta con una segunda entrega centrada en el Antiguo Egipto y de la que ya podéis leer su reseña en la web. Os dejamos, ahora, con esta entrevista en la que hablamos sobre su trayectoria, próximas obras o el panorama del cómic en la actualidad.
-Supongo que es una pregunta bastante recurrente pero ¿en qué momento comenzó tu interés por los cómics?
De bien chico, supongo que como todos. Soy uno de los hermanos pequeños de una gran familia. Así que solo de nacer ya tenía en mi casa un montón de Mortadelo, Astérix, Tintin… además un montón de Cavall Fort y Tretzevents, dos revistas infantiles catalanas con mucho cómic. La lástima es que os podéis imaginar cómo quedaron muchos de estos ejemplares tras pasar por unos cuantos niños… Pocos han sobrevivido, ¡qué lástima!
Luego ya, de medio adolescente, empecé a comprar Conan, Zona 84, Cimoc… La verdad es que me compraba todo lo que podía.
-¿Cómo fueron tus primeros pasos a nivel profesional en este mundillo? Y ¿Con qué obras debutaste?
A parte de alguna colaboración muy puntual, creo recordar (aunque mi memoria es bastante mala), que lo primero que publiqué ”profesionalmente” fue Paku Rata en Makoki (la segunda etapa). Fue divertido en ese momento. Luego publiqué en La Cúpula. Una editorial muy profesional, muy buena gente. Allí publiqué diferentes obras de género social, de terror, negras… Iba probando estilos y géneros, hasta que me di cuenta de que lo realmente quería hacer, la fantasía, no tenía lugar en esa magnífica editorial.
-¿Cuáles son tus autores de cómic preferidos?
Vaya… Pues me cuesta decir alguno. Taniguchi y Giardino seguro… pero también Bill Watterson, Shelton, Corben, Carlos Giménez… No sé, me gustan todos los géneros. No soy especialmente muy fan de alguien en concreto.
-¿Cuáles de ellos consideras que han influido más en tu arte y tu forma de trabajar en general?
La verdad es que no soy para nada un autor teórico o reflexivo de su obra. Pero en la adolescencia me influenció mucho Corben, por ejemplo. Aunque también Shelton o Crumb. Una extraña mezcla, ¿verdad? Quizá el autor que más me ha influido en la etapa adulta ha sido Taniguchi. Su narrativa me parece impecable, quedé en shock cuando leí El Caminante. Creo que algo de él hay en Orn Historia Universal. A pesar que formalmente no tienen nada que ver, creo que algo de su narrativa se me pegó al desarrollar esta saga. No es raro que muchos lectores de fantasía les pareciera un cómic demasiado “soso”, ja, ja.
-A lo largo de tu carrera has explorado géneros muy variados ¿Con cuál te sientes más cómodo?
Definitivamente, en la fantasía. Como guionista me siento a gusto en todos los géneros y épocas, pero a la hora de dibujar, me lo paso genial imaginando mundos fantásticos medievales. En general todo el ambiente clásico o medieval me gusta, pero con el añadido que haciendo fantasía no hay el filtro de la documentación. La libertad es absoluta.
-¿Qué proceso de trabajo sigues habitualmente? ¿Prefieres las técnicas de dibujo digitales o tradicionales?
Intento ser bastante metódico y producir regularmente. Algo que aprendí de joven fue a no dejar para el final las páginas que más pereza dan, así que sea el formato que sea, empiezo y termino fase a fase. Hasta que no tengo todo el story-board bien fijado no empiezo el lápiz. Y luego, todo el lápiz, la tinta… Es más aburrido que ir variando, pero creo que mejora la coherencia gráfica.
No hay nada más bonito que un original a color, sin duda. Pero las herramientas digitales son tremendamente prácticas. Ya hace muchos años que pinto digitalmente, pero ahora también hago la tinta digital. Creo que no iré más allá. Por edad y costumbre, me veo incapaz de dibujar una página de cómic sin usar el lápiz y papel.
-En la actualidad se va a publicar la reedición de Oro Rojo y, además, también estas inmerso en proyectos como Balears-: Abans i Ara e Historia de la Humanidad en Viñetas ¿Tienes pensado seguir, por ahora, con estas obras de divulgación histórica o también te planteas volver al género de la fantasía en el que tanto te has movido?
Intentaré combinar ambos géneros. Me siento muy a gusto en los dos. De fantasía, por ejemplo, he participado como guionista en varios proyectos para Grafito. Irán saliendo este año y el que viene. Y en histórico, ¡con la gente de Dolmen tengo trabajo para años! Nos quedan muchos álbumes para acabar la colección del Balears: Abans i Ara y el Historia de la Humanidad. Por suerte trabajo en Emma Pumarola que hace la tinta y Jose Arnau el color. Si no, me jubilaría sin terminar estos proyectos, ¡ja, ja!
-Tengo entendido que has trabajado conjuntamente con expertos de renombre en el estudio de la historia ¿Cómo ha sido la labor de documentación por tu parte para llevar a cabo estos tebeos históricos? Y ¿Cómo te has compenetrado con ellos?
La verdad, francamente muy bien. Quizá he tenido la suerte de colaborar con grandes académicos que entendían que no estábamos haciendo una tesis doctoral, sino un producto de difusión cultural.
Me encanta ver cómo trabajan, cómo es su día a día, visitar la trastienda de los museos las excavaciones,… Siempre me ha gustado al historia y la arqueología, así que supongo que ven que hay un interés sincero. No demasiado conocimiento, me temo, pero sí interés.
-¿Veremos pronto reedición de alguna de tus obras de finales de los 90´s y principios de los 2000 como Haciendo café, A Reventar!! o Cercanías?
Podría ser, pero en este aspecto tengo sentimientos contradictorios. De una parte, muchos de los guiones aún me gustan o los veo válidos, pero muchos de los dibujos los veo muy mal envejecidos. Con Oro Rojo dudaba. Pero al pintar las páginas, vi que quedaba suficientemente bien como para reeditarlo. Pero en esos que citas, no creo que pueda reeditarlos sin redibujarlos, o que los dibuje otra persona. Porque hacerlo yo no creo, no doy abasto con los proyectos en que ya trabajo.
-¿Cómo ves la situación del cómic actualmente en España? ¿Crees que estamos viviendo una edad de oro por la gran cantidad de editoriales y publicaciones que se ponen a la venta todos los meses?
Aquí tengo que empezar por decir que soy la persona menos indicada para hablar del tema. Vivo muy aislado del mundo del cómic. Pero voy a dar mi opinión muy personal y mis sensaciones.
Creo que debemos intentar, entre todos, ser realistas y ver los problemas que tiene la industria del cómic. En el estado español viven 47 millones de personas. ¿Cuantas de ellas son lectoras? No ya de cómic, sin no de cualquier medio impreso.
Mientras el nivel de lectura de la población sea ínfimo, casi testimonial, creo yo que deberíamos evitar engañarnos. Que se publiquen muchas novedades y haya muchas editoriales significa que hay un gran impulso editorial y creativo, pero quien hace sostenible este impulso son las vendas. Sin vendas, no hay industria. Así de cruel.
Quizá una solución a largo término sería que autores, editores, divulgadores, etc… se pusieran de acuerdo en crear una Semana de la Lectura, en donde durante esta semana todos los sectores fuéramos a colegios a explicar, talleres y regalar ejemplares de cómics. Pero creo que tendría que hacerse enfocado a los más pequeños, los adolescentes ya tienen sus costumbres culturales arraigadas y dudo que nosotros podamos cambiarlas. Es solo una idea.