La reseña que aquí nos ocupa está dedicada a la segunda miniserie protagonizada por El Vigía, titulada Bajo la mirada atenta del reloj, una colección de ocho números guionizada por Paul Jenkins, creador del personaje, y dibujada por John Romita Jr. La última edición de este cómic fue publicada por Panini en 2006 bajo su línea 100% Marvel en un tomo de tapa blanda muy recomendable para los fans del Guardián de Oro.

En la reseña que ya realizamos sobre el personaje, llevamos a cabo un repaso general de la creación de este héroe, además, con la propia miniserie original pudimos conocer a El Vigía en profundidad y, sobre todo, a su villano principal conocido como el Vacío. Si esta primera cabecera se centraba en los intentos constantes de Robert Reynolds por recordar quién era en realidad, en la obra que estamos tratando el Guardián Dorado ya está totalmente asentado en el Universo Marvel, colaborando y relacionándose con algunos de los personajes más importantes de la editorial. Aun así, esta segunda miniserie utilizará los problemas mentales de este poderoso héroe como pilares fundamentales sobre los que sustentar su trama, jugando una y otra vez con el lector, que junto a El Vigía, no sabrá diferenciar lo real de lo imaginario.

Sobre la obra

Jenkins presenta en los primeros compases de esta historia el trabajo como héroe de El Vigía, luchando incesantemente contra villanos llegados a la Tierra desde diferentes universos, amenazas, en apariencia, más poderosas de lo habitual, pero también respondiendo a las emergencias recibidas desde todos los rincones de nuestro planeta. Con la actividad superheroica del Guardían de Oro como excusa para iniciar la trama, ésta irá tomando nuevos caminos explorando la psique del Robert Reynolds, narrando número a número la lucha contra la parte maligna de sí mismo e intentando conocer su verdadero pasado, repasando en varios momentos el origen del personaje.

Pero el atractivo principal de El Vigía reside fundamentalmente en cómo, a lo largo de sus miniseries, adquiere un protagonismo muy especial la psicología de nuestro héroe, algo que es tratado en esta obra desde la perspectiva del doctor Worth, psicólogo encargado de tratar a Robert Reynolds, ayudándolo a encontrar su propia identidad. Jenkins decide otorgar un papel muy relevante a este último personaje, siendo el protagonista de algunos números, mientras que nosotros como lectores veremos la historia desde su propia perspectiva.

Apartado artístico

En el aspecto gráfico el principal responsable es John Romita Jr., quien se encarga de los ocho números de esta colección. El dibujante estadounidense ofrece en esta obra un gran nivel desde el punto de vista artístico, quizás no a la altura de otros trabajos como el realizado en la cabecera de Spiderman, pero sí llevando a cabo una labor realmente buena en términos generales. Debemos destacar, sobre todo, las capacidades narrativas de este artista y el dinamismo que demuestra a la hora de representar los momentos de acción. Es, además, importante mencionar las tintas de Mark Morales y el color de Dean White y Richard Isanove, autores que realzan aun más la calidad de Romita Jr., a los lápices.

Conclusiones

En definitiva, estamos ante una historia especialmente recomendable para los lectores que ya hayan leído la miniserie anterior. En esta obra se sigue profundizando en el personaje y, aunque, se hace mención en algunas partes al origen del Guardián Dorado no se detiene lo suficiente para contar cómo Robert Reynolds consiguió sus poderes, algo ya narrado en la serie del año 2000, realizada por el propio Paul Jenkins y Jae Lee. Esta breve colección, de nuevo, guionizada por Jenkins mantuvo su atención en los problemas mentales del héroe con el poder de un millón de soles, lo veremos totalmente integrado en el Universo Marvel y continuará luchando contra su reverso maligno, el Vacío, todo ello representado por el arte de un Romita Jr., en buena forma.

Juanpedro Tocino Castro.

Otras reseñas del personaje.

El Vigía: Hombre de dos mundos.
El Vigía. Paul Jenkins y Jae Lee.